El borrador
1. Cuando comiences a redactar un texto, hazlo siempre en un borrador. Jamás entregues el primer texto que escribas tal cual.
2. Empieza a escribir cuando comiences a ver el tema con claridad. “Piensa despacio y podrás escribir deprisa”.
3. Comienza anotando las ideas en una lista. Ordena estas ideas mediante flechas, números o cualquier otro sistema y… ¡Ya puedes empezar!
4. Redacta con oraciones cortas y claras. Las cualidades fundamentales del texto son: la claridad, la exactitud, la sencillez, la naturalidad y la originalidad.
5. Emplea un párrafo para cada idea o para cada matización del tema central. No olvides usar los conectores necesarios para relacionar las oraciones, de lo contrario tendrás una sucesión de oraciones sueltas.
6. Emplea los signos de puntuación (punto y seguido, punto y aparte, coma, punto y coma, dos puntos, puntos suspensivos…) de forma adecuada. “La puntuación es la respiración de la frase”.
7. Repasa lo escrito como si fuera de otro. Tacha o cambia lo que no te guste. Relee en voz alta para enterarte mejor de los errores de estilo y tono que visualmente no se aprecian.
Pasamos a limpio
1. Si al pasar a limpio detectas en el borrador algún error o algo que no te convenza, acéptalo y reescribe esa parte si hace falta.
2. Cuida la presentación. Utiliza folios blancos. Escribe con letra clara y comprensible. Recuerda que tu redacción va a ser leída por otras personas. Respeta los márgenes y el interlineado (usa la plantilla de escritura). Vigila la limpieza, no hagas tachones.
3. Evita las faltas de ortografía. Si no estás seguro de una palabra o expresión, utiliza el diccionario.
4. Escribe con libertad, siéntete cómodo y no seas demasiado autocrítico.
5. La lectura y la documentación sobre el tema, además de ser un entretenimiento, te ayudan a corregir errores, desarrollan tu imaginación y te proporcionan ideas para tu redacción.
1. Cuando comiences a redactar un texto, hazlo siempre en un borrador. Jamás entregues el primer texto que escribas tal cual.
2. Empieza a escribir cuando comiences a ver el tema con claridad. “Piensa despacio y podrás escribir deprisa”.
3. Comienza anotando las ideas en una lista. Ordena estas ideas mediante flechas, números o cualquier otro sistema y… ¡Ya puedes empezar!
4. Redacta con oraciones cortas y claras. Las cualidades fundamentales del texto son: la claridad, la exactitud, la sencillez, la naturalidad y la originalidad.
5. Emplea un párrafo para cada idea o para cada matización del tema central. No olvides usar los conectores necesarios para relacionar las oraciones, de lo contrario tendrás una sucesión de oraciones sueltas.
6. Emplea los signos de puntuación (punto y seguido, punto y aparte, coma, punto y coma, dos puntos, puntos suspensivos…) de forma adecuada. “La puntuación es la respiración de la frase”.
7. Repasa lo escrito como si fuera de otro. Tacha o cambia lo que no te guste. Relee en voz alta para enterarte mejor de los errores de estilo y tono que visualmente no se aprecian.
Pasamos a limpio
1. Si al pasar a limpio detectas en el borrador algún error o algo que no te convenza, acéptalo y reescribe esa parte si hace falta.
2. Cuida la presentación. Utiliza folios blancos. Escribe con letra clara y comprensible. Recuerda que tu redacción va a ser leída por otras personas. Respeta los márgenes y el interlineado (usa la plantilla de escritura). Vigila la limpieza, no hagas tachones.
3. Evita las faltas de ortografía. Si no estás seguro de una palabra o expresión, utiliza el diccionario.
4. Escribe con libertad, siéntete cómodo y no seas demasiado autocrítico.
5. La lectura y la documentación sobre el tema, además de ser un entretenimiento, te ayudan a corregir errores, desarrollan tu imaginación y te proporcionan ideas para tu redacción.
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